“(1) Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
(2) Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.”
—Artículo 21, La Declaración Universal de Derechos Humanos, Naciones Unidas (1948)
“Se urge a los Estados a garantizar que sus sistemas constitucionales y legales ofrezcan plenas garantías de libertad de pensamiento, consciencia, religión y creencia”
—Artículo 2, Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia Religiosa, Resolución de las Naciones Unidas 48/128 (1993)
En una sociedad justa no habría discriminación en base a la religión, las leyes protegerían este principio esencial de la sociedad civilizada. Tristemente, debido a los esfuerzos del Dalai Lama dentro de la comunidad tibetana en el exilio, no solo existe tal discriminación, sino que la discriminación misma es amparada por la ley.
Al comienzo de la prohibición del Dalai Lama a la práctica de Shugden, el Ministerio de Salud del Gobierno Tibetano en el Exilio escribió a todos sus empleados. Su carta, fechada el 18 de Abril de 1996, incluía lo siguiente:
‘Si hay quien venere a Doryhe Shugden debe arrepentirse de su pasado y dejar de venerarle. Deben enviar una declaración de que dejarán de rendirle culto en el futuro. En caso de que hubiera alguien que no se atuviese a las palabras de Su Santidad en cuanto a renunciar a su culto a Shugden […] tal persona deberá presentar su dimisión. No hay otra alternativa para esa persona’.
Una Constitución que ampara la discriminación
En julio de 1996, el artículo 63, cláusula 2 de la constitución del gobierno tibetano en el exilio fue enmendado así:
‘El Juez Presidente de la Comisión Judicial y los dos jurados, deben, además de ser tibetanos, no rendir culto a Doryhe Shugden…’
Un documental alemán subraya la discriminación contra los practicantes de Shugden dentro del gobierno en el exilio y cómo la discriminación ha sido consagrada en la misma Constitución del exilio tibetano.
http://youtu.be/NeG4G_2oh
Políticos tibetanos de peso reconocen con toda crudeza la discriminación contra los practicantes Shugden.
‘La oposición del Dalai Lama a Shugden se hizo más patente en 1996 cuando la CTA prohibió la práctica de Shugden entre todos los funcionarios de la CTA y en la entera población monástica que estaba bajo su supervisión.’ –Dr Stephanie Roemer, en su libro “El Gobierno Tibetano en el Exilio: Política en General“.
“Haced una lista con sus nombres”
Las cartas enviadas por la Oficina Privada del Dalai Lama para prohibir la práctica de Shugden concluyen con las escalofriantes instrucciones siguientes:
‘Al implementar esta política, si hubiera alguien que continuara su culto a Dhogyal, haced una lista con sus nombres, apellidos, lugar de nacimiento, clase –en caso de estudiantes—, y la fecha de llegada, en caso de nuevas llegadas. Conservad el original y enviad una copia de esa lista. Por favor, compartid nuestra responsabilidad y rellenad un informe claro sobre la implementación de esta circular.’